viernes, 7 de septiembre de 2018

La Séptima Función del Lenguaje: La grandeza y la pequeñez de la palabra



He terminado de leer la novela La Séptima Función del Lenguaje, del francés Laurent Binet, que me prestó mi amigo Germán Gonzalo Justo. Rolando Barthes es asesinado y todas las figuras del postestructuralismo y sus juegos verbales, su verborrea, su narcismo, su retórica, sus odios y sus perversiones, más las de los lingüistas norteamericanos de Cornell, el pontificado de Román Jakobson y el pavoneo de Umberto Eco son sospechosos de ese asesinato, más los grandes contendores retóricos del año 1981, Miterrand y Giscard D'Estaing.
Me divertí enormement leyendo como Foucault es rescatado por su amante argelino de un club sadomasoquista gay o Sollers, el director y creador de la revista Tel Quel y marido de Kristeva, es emasculado al perder un torneo retórico frente al Gran Protágoras de una masonería charlatana, el "riguroso y humilde" Umberto Eco, que, como se sabe carece radicalmente de ambos atributos.
Una gigantesca boutade, un chiste erudito y divertido para quienes hemos tenido que callar, para no pasar por burros, el hermetismo, las contradicciones, el capricho, el palabrerío vano pero confuso que, muchas veces, encontramos en muchos de estos celebrados autores.
Pero a la vez es un homenaje a la palabra, a sus recovecos, a su capacidad mágica -la séptima función del lenguaje- de crear ex nihilo un mundo capaz de contener todos los demás mundos posibles.
Se las recomiendo a todos mis amigos de Sociales. Gracias Germán, me divertí mucho.
Buenos Aires, 7 de septiembre de 2018

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