Hoy la Argentina,
“la nueva y gloriosa nación”,
los hombres de Mayo,
José de San Martín
y su “andaremos en pelota
como nuestros hermanos los indios”,
Don Juan Manuel y Doña Encarnación,
Don Justo José y Felipe Varela
y el Chacho Peñaloza,
la generación del 80 y sus talentos y su logia,
Don Hipólito y sus revoluciones
contra “el régimen falaz y descreído”,
y los socialistas abstemios
y los comunistas de Leningrado,
los conservadores fraudulentos,
el General, Evita y sus “grasitas queridos”,
los golpistas y los democráticos,
los desarrollistas y los liberales,
los de la lucha armada
y los de la insurrección popular,
los de las botas y los de los votos,
los que no vieron el nuevo siglo
los que vivimos el nuevo siglo,
los del Papa argentino,
Maradona y su “la tenés adentro”,
Messi y los campeones del mundo,
todos, todas, todes
hoy hemos fracasado.
La computadora me ha escupido en la cara:
Murió una beba de tres meses
en situación de calle
a metros de la Casa Rosada.
En la pretendida capital cultural de América Latina,
en la ciudad más rica del país,
a unas cuadras de Puerto Madero,
a seis mil dólares el metro cuadrado,
cuando estaba para que la mimen,
le den la teta y la cambien,
la tengan a upa y le canten
viejos arrorós,
murió una beba,
un pedacito de carne palpitante,
una sonrisa sin dientes
que no podía respirar.
Que el silbido de sus bronquios taponados
nos quite para siempre el sueño y la tranquilidad.
Que nunca más podamos dormir
por miedo a que la beba ya no exhale
ese aliento suave y con olor a cosas hermosas.
Hoy hemos fracasado.
Que no se nos olvide.
Buenos Aires, 31 de marzo de 2023