sábado, 5 de mayo de 2007

Un soneto




“La imaginación es la espuela del deseo,
su reino es inagotable e infinito como el fastidio,
su reverso y gemelo”.
Octavio Paz


A Ana María Maradei















Espuela furibunda de la noche,
aguijón del deseo ebrio e infinito
que en altares de un soñado rito
sacia y colma la angustia en su derroche;

Caballos desbocados, ciego coche
que convierte la imaginación en mito
y la abandona, insaciable, ahíto
a la oscura condena del reproche:

que el cuerpo, pura ansiedad y anhelo
encontraba en el placer su pena.
Revelados fantasmas del desvelo,

nada sois, sino memoria, arena:
el límite físico de su vuelo
da al cuerpo su libertad y su duelo

Jakobsberg, agosto de 1981.