lunes, 31 de julio de 2017

Jeanne Moreau y la triquinosis

A propósito del fallecimiento de la gran Jeanne Moreau me vino a la memoria la prohibición que impuso el cura Actis, influyente párroco de Tandil, a la exhibición de la película.
No puedo precisar el año, pero la película fue estrenada en Francia en 1958 y debe haber llegado a la Argentina en el 60. La película venía con un gran escándalo, ya que desde los sectores católicos se había intentado prohibir su proyección en el Festival de Venecia, donde ganó el Premio Especial del Jurado.
Su estreno en Buenos Aires gozó del mismo escándalo. Me encantaría tener a mano la revista Criterio donde la crítica cinematográfica la realizaba el muy versado Jaime Potenze. Pero esto lo escribo al correr de los dedos. El hecho es que eran años en que comenzaban a enfrentarse una moral sexual más permisiva con la vieja moralina de sacristía. Yo iba a un colegio de curas, el San José de Tandil, y el tema se convirtió, obviamente, en motivo de monsergas y admoniciones.
Supongo, no puedo precisar, que el país aún era gobernado por Arturo Frondizi, ese presidente tironeado por militares liberales que lo consideraban un comunista, por militares nacionalistas que lo consideraban un agente del judaísmo internacional, por la Iglesia Católica a la que le había cedido la posibilidad de abrir universidades y el laicismo radical de clase media que lo consideraba un traidor. El estreno donde se trataba la infidelidad conyugal sin condenas morales y se insinuaba un eventual cunnilinguis, que nadie veía, se sumó a a los planteamientos militares, las huelgas de la CGT, la toma del Lisandro de la Torre y el plan Conintes. El hecho es que cuando, mucho después, como solía ocurrir con las películas en Tandil, llegó el filme de Louis Malle, el cura Luis Actis, un personaje bastante siniestro de la vida social pueblerina, salió a hacer una desaforada campaña exigiendo la prohibición de Los Amantes.
En aquellos días había habido en Tandil un brote de triquinosis en la carne porcina. Imaginen que la triquinosis en una zona salaminera es como la pediculosis en un campo de concentración. Este hecho está vinculado a lo que aquí estoy contando puesto que uno de los argumentos que utilizó públicamente, en sus sermones en misa de once y en publicaciones en El Eco de Tandil y Nueva Era, fue que permitir el estreno de Los Amantes significaba lo mismo que no clausurar una carniceria infectada de triquinosis.En concreto, no pude ver Los Amantes hasta mucho después en el cine Lorraine y debo decir que la insinuación de sexo oral seguía siendo, para aquellos ojos juveniles, bastante impactante.Como ven, mi primer recuerdo de Jeanne Moreau no es su extraño rostro, sino otra parte de su cuerpo que jamás vi.

Buenos Aires, 31 de julio de 2017.