Hace un año y medio escribíamos
Anda un truhán liberal
Ramiro Marra llamado,
pretendiendo ser votado
alcalde, en la Capital.
Su pinta es funcional
a la estafa que maquina:
con filomisho de esquina
nos engrupe sin piedad,
hablando de libertad
mientras nos deja en la ruina.
Este Marra ya probó
suerte en otros campamentos.
Fallaron esos intentos
hasta que al fin encontró
lo que con afán buscó:
un gran engatusador,
sacado y chamuyador,
que le diera un buen cobijo,
y entrar en el revoltijo
del toco mocho mayor.
Y hoy nos vemos obligados a decir
Es el tal Ramiro Marra
pelotudo de renombre
que con los brazos en jarra
y sin que nada lo asombre
se convirtió en la chatarra
del, hasta entonces, su hombre.
Gran amante del atún,
gran inversor en sus latas,
cubierto fue de betún
de la cabeza a las patas.
Karina guiñó y cataplún:
Marra quedó en alpargatas.
Hoy el pibe se achaparra,
jura y perjura lealtad.
Chilla como una chicharra:
- ¡Yo estoy por la libertad!
Todo en vano, viejo Marra,
te ahogaste en tu oquedad.
31 de enero de 2025
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