sábado, 5 de marzo de 2022

Leif y Jorge


Hoy he tenido un día de enorme emotividad.
Me levanté tarde y a poco de abrir el teléfono me encuentro con un mensaje de Linnea, la hija de Leif Hansson, mi hermano boreal, me cuenta que su padre no está bien. Sufre de Alzheimer y està internado en una clínica psiquiátrica. La palabra sueca que usó para ello fue “demensboende”, residencia para dementes. Posiblemente la raíz latina de la palabra no tenga, en sueco, el impacto que produce en un hispanohablante. Me cuenta, además, que los médicos, varias veces, han dicho que Leif está moribundo.

Hace un par de años conté quien era Leif, qué papel había cumplido en nuestra incorporación social a aquella Suecia de los fines del '70 (https://jfernandezbaraibar.blogspot.com/.../mi-hermano...), lo felices que fuimos aquellos jóvenes treintañeros, las cosas que hicimos juntos, los sueños que compartimos y la amistad para siempre que logramos crear, en medio del exilio, del desarraigo, de la extrañeza. Entre otras cosas maravillosas, compartimos, justamente, el nacimiento de Linnea y de Erik, los dos hijos de Leif.

Y también me cuenta Linnea que, pese a todo, Leif resiste y que ellos creen ver en él más períodos de claridad que lo que ha tenido en los últimos dos años. Y que están convencidos que este año podrá acompañarlos a la “sommarstuga”, la cabaña de verano.

Le escribí a Linnea con mis mejores deseos y explicándole el lugar que su papá ocupa en mi corazón y en mis recuerdos.
Una pena muy profunda me ha dominado desde ese momento.

Y recién, leyendo Twitter me encuentro con un amigo que escribe: “Dios es todo tan demente que mejor me voy a preparar la masa para las pizzas y el ferné para recibir a mis amigos imaginarios y ver Puerto Cultura con los gatos esta noche”.

Otro puñal en el corazón. Puerto Cultura era el programa que creó Jorge Coscia hace muchos años en diversos canales de cables y que logró que lo pusieran en la grilla del Canal 9 en los últimos años de su gestión como Secretario de Cultura.

“Me mataste con Puerto Cultura”, le escribí al amigo.

Me responde: “En tiempos más felices ese era el plan: veíamos Duro de Domar y a continuación Puerto Cultura. Ahora lo buscamos en en archivo de YouTube. Que viva Coscia para siempre”.

Todo tiene un alcanforado olor a fin de ciclo. De un período que empezó, posiblemente, el 29 de mayo de 1969, cuando los estudiantes y los trabajadores cordobeses le pusieron fin a once años de golpes y proscripciones.

O simplemente se trata tan solo de que aquellos entrañables compañeros y amigos que logramos poner a nuestra vera a lo largo de estos años han empezado a dejarnos solos.

Qué sé yo.

Lo que sí sé es que Leif y Jorge, cada uno a su manera y en su momento, me hicieron la vida más grata, más llevadera, hicieron que, si fuera el caso, quisiera volver a vivirla tal como fue.

Y eso no es poco, amigos.

2 comentarios:

  1. Emotivo y al mismo tiempo reflexivo. Esos seres que definen nuestro tiempo en el mundo. Qué época del país les tocó protagonizar, cada cual a su manera.
    Gracias por las palabras

    ResponderEliminar