sábado, 21 de marzo de 2015

El aniversario del arte del siglo XX

Eva Piwowarski nos recuerda que hoy se cumple el 120° aniversario del cine.


Gracias al maestro Ingmar Bergman por la Fuente de la Doncella que vi a los 17 años en el cine Avenida de Tandil, y cuyos primeros planos nunca pude apartar de mi memoria. 


Y por el juego de naipes entre el Hombre y la Muerte y por el largo viaje de ese anciano hacia el Rincón de la Frutillas Silvestres y por enseñarme, siendo muy joven, el misterio del dolor y de la muerte. 



Gracias a Lucchino Visconti por la desgarradora historia de Rocco y sus hermanos, la sangrante incorporación de Italia al mundo capitalista de posguerra, 



y por El Gatopardo, que puso en imágenes la desgarrante lucha por construir una nación -tan cercana a nosotros-. 




Y gracias a Jacques Demy y sus Paraguas de Cherburgo, que me hicieron llorar a la salida del Cine Arte en 1968. 



Y por Vittorio de Sica y su Ladrón de Bicicletas, con el primer plano final más apabullante de la historia del cine.



Y gracias a Leonardo Favio que, con su Crónica de un Niño Solo, me convenció a los veinte años que había un cine argentino que tenía mucho que decirle al mundo.



Y a Jorge Coscia, cuya confianza y amistad me permitió entrar en el mundo de las imágenes proyectadas en la pantalla de plata, para interpretar los sueños, como dijo Breton , de las multitudes.
Mi generación se formó con el libro y el cine. 



Que ambas notables creaciones humanas sigan formando a las nuevas generaciones no es solo un deseo, sino una necesidad “tan eterno como el viento, como el aire”.

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