sábado, 21 de septiembre de 2013

La sorpresa de La Colmenita


Anoche estuve en la magnífica presentación de La Colmenita en el Teatro Cervantes.

Me sorprendió todo. Pero, además del trabajo de los chicos y de un extraordinario argentinito de unos 6 años que es el protagonista de la historia, lo que más poderosamente me llamó la atención es una vuelta de tuerca que la obra “Sin embargo se mueve” le impone al clásico de Bertoldt Bretch “Galileo Galilei”, en el cual evidentemente se inspira.
Porque la apuesta filosófica de la obra no es la reivindicación del pensamiento científico por sobre las Escrituras y el poder de la iglesia con su interpretación dogmática.

La obra de La Comenita, en la que la música son distintas creaciones de Silvio Rodríguez, que constituyen el hilo conductor del coro brechtiano, propone una notable vuelta de tuerca. Hay una reivindicación del pensamiento poético, de la fe, de lo misterioso por encima del pensamiento científico y el sentido común. Propone, con una notable libertad intelectual, aferrarse a lo profundo de la singularidad humana, de su íntima convicción por descabellada que parezca a ojos de la ciencia. El héroe, un niño fabulador -nuestro argentinito en genial interpretación- es el Galileo de un pensamiento poético, que se confunde con la fe religiosa, con una visión del mundo no determinada por la ciencia, que negocia y triunfa sobre el pensamiento oficial, la burocracia que lo sostiene y, hasta, el sistema de poder.

Que esto provenga de un país cuyo pensamiento oficial es el marxismo implica una novedosa y rica alternativa: o hay una nueva visión del marxismo, que ha superado el positivismo del siglo XIX y el materialismo vulgar del siglo XX, o ya no hay un paradigma llamado socialismo científico y la sociedad quizás más libre de este continente ha ampliado a límites insospechados la posibilidad del hombre para soñar nuevos e, incluso, fantasiosos mundos.


Los niños de La Colmenita no traen el mensaje de los tractores de Stalin y sus sonrientes campesinos, ni siquiera el estoicismo de los guerrilleros de la montaña. Ofrecen una alternativa poética y me animo a decirlo, hasta religiosa, al ramplón materialismo del capital financiero.

2 comentarios:

  1. Julio: Excelente comentario. No alcancé a ver la obra. ¡Debe ser movilizador ver a un integrante de la generación argentina de 6 años en una estimulante actuación! Cuba ha seguido y seguirá siendo un semillero de experiencias formidables. Como me decía hace unos años en La Habana quien había sido el Segundo Comandante del asalto al Cuartel Moncada ¡que distinto hubiera sido todo si cuando llegamos al poder Perón hubiera estado todavía en el gobierno de Argentina! Pero no fue así e hicieron lo que pudieron hasta que en 2000 recomenzó el proyecto independentista y de los grandes movimientos populares del siglo XX. Cuba hoy preside la CELAC y están trabajando intensamente en su regreso adonde pertenecieron desde siempre: la América que nunca ha abandonado su propio proyecto de unidad con el pueblo en el poder.

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  2. Estimado y sorpresivo compañero, ¡¿así que me había resultado milonguero?! ¡Qué grande! Lo envidio, de verdad. Al parecer, yo lo único que tengo de tanguero es la parla, según me dicen mis hijas. Hablo como tanguero, definen. No sé. Puede, pero no me doy cuenta. Mi viejo era director de orquesta, compositor y violinista de tango. Mi vieja, bandoneonista, de "orquesta de señoritas", escenario en que parece que don Moretti le puso el ojo, y el pibe, mi hermano mayor, ya fallecido. Buena y extraña mezcla criolla entre Abelardo Ramos, el peronismo y la tanguería y los radichetas (de antes. ¿Radichetas?). Yo la comprendo a la combinación. Eso es Argentina. Las pibas de 20 a 30, que me sirven de modelos para mi tarea de autor de fotos de desnudo, me han confesado que, a veces, no me entienden. Hace unos días, comenté que alguien era "pijotero", de "agarrado", amarrete o mezquino, y la niña mujer no me entendió. Me dí cuenta, le pregunté y me aclaró que nunca había escuchado la palabra. Así que mis hijas deben de tener razón. A la bella modelo le dije -me contenté (a mí mismo)- con la razón en voz alta de que siempre había nuevos lunfas. Palabras no solo de las gayolas y canería de hoy sino de los rolingas y hasta de los paquetes y caretas, digo. Lo cierto, Don Julio, que para mí es un honor que me haya escrito, y por añadidura para decirme que está muy de acuerdo con lo expuesto sobre el Bergoglio. Le confieso, eso sí, que algunos buenos compañeros me miran medio de reojo, pero yo insisto y trato de explicarles (explicarme).
    Bueno, un gran abrazo. ¡Ah!, y hoy tomé sol: un buen día peronista (aunque medio socializante el hombre).
    Amílcar Moretti
    moretticulturaeros.com.ar
    amilcarmoretti.wordpress.com

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