Entre la literatura y el periodismo
Publico aquí algunos textos a medio camino entre el intento de permanencia de la literatura y la realizada fugacidad del periodismo.
domingo, 9 de noviembre de 2025
Gaucho, Patria y Tradición
martes, 22 de julio de 2025
Coplas a nuestra Argentina que no ha muerto
Coplas a nuestra Argentina
que no ha muerto
I
Las coplas de don Manrique
a su padre que ha muerto
con honor
será el verso que aquí explique
el misterioso entuerto
y el dolor
de una Patria que agoniza
sin que nadie, al parecer,
se percate
de su historia que enraíza
en vieja lucha de ayer
que aún late.
II
Esta Patria ha conocido
momentos de alta grandeza
y heroísmo.
Hoy está como dormido,
y lo digo con crudeza
y optimismo,
aquel espíritu altivo.
Si parece que lo cubre
el olvido.
¿Brillará el fuego votivo
como brilló en Octubre
el alarido?
III
Como don Jorge, me digo:
¿qué se hizo del legado
de Perón?
¿Es que ya no hay testigo
de aquel grandioso pasado
respondón?
¿Y aquel 2 de Abril de gloria,
que puso en jaque a la vieja
Inglaterra,
se ha vuelto solo oratoria
para decir tras la reja
que se cierra?
IV
¿Qué fue de las boinas blancas
que impusieron el poder
de los votos?
Hoy son tan solo unas francas
y tristes gorras de ujier
en las fotos.
Hubo bravos militares
como Leal y Pujato,
generales,
que alcanzaron los polares
lindes de nuestro mandato.
¡Inmortales!
V
¿Dónde fueron los obreros
y estudiantes que se alzaron
con hombría
y lucharon por sus fueros,
hasta que por fin echaron
a Onganía?
¿Qué quedó de la insurrecta
Córdoba del 29
de aquel Mayo,
si el futuro era una recta
senda, luminosa y breve,
como un rayo?
VI
Aquel noviembre, recuerdo,
72 era el año.
Lloviznaba.
Marchaba el pueblo, lerdo,
la esperanza era su paño
y cantaba.
Perón volvía a su tierra
y Lanusse amenazaba
impotente.
No convocaba a la guerra,
solo la paz reclamaba,
convincente.
VII
¡Y aquel 10 de diciembre,
entre vítores y cantos
partidarios,
cuando la histórica urdiembre
puso fin a los espantos
reaccionarios!
Pareció, por un minuto,
que el sueño popular
se realizaba.
El poder, siempre astuto,
entregaba al militar
y esperaba.
VIII
¿Y esos dos días tremendos
que voltearon a un ministro
y a un gobierno?
En los bancos los estruendos
eran el claro registro
del infierno
donde había terminado
el delirio improductivo
y financiero.
El pueblo quedó enlutado.
Más ya no estaba cautivo,
sino entero.
IX
Desde entonces a hoy día
las victorias obtenidas
fueron vanas.
Esa vieja oligarquía
reabre las viejas heridas,
las insanas
y estériles ventajas,
y pretenden que el ovillo
de la historia
deje a los pobres migajas
y a los ricos el castillo
y la gloria.
X
De esta espiral descendente
solo podemos salir,
sin retorno,
si con fuerza intransigente
conseguimos embestir
el bochorno
de la renta improductiva,
de la fuga de divisas
tan escasas.
Don Manrique, que usted viva
para siempre en las risas
y en las guasas.
Buenos Aires, 13 de febrero de 2025.
martes, 17 de junio de 2025
Todo empezó en un balcón
Han pasado ochenta años
de aquel balcón inicial,
de aquella tarde de sol
cuando comenzó esta historia.
de la metralla al balcón,
cuando las bombas del odio,
del privilegio clasista,
de la logia y el altar,
descargaron su furor
sobre un pueblo desarmado.
Y, de pronto, siempre el odio,
el temor a los de abajo,
el rencor contra un pueblo
con derechos y alegrías,
ha logrado que ese pueblo
tenga hoy otro balcón,
otra cita con la vida,
con los otros que ya son
junto conmigo un nosotros.
Y aquel balcón de Octubre,
que fue bombardeado en junio,
en otro junio florece
y abre puertas al futuro.
Todo empezó en un balcón
y en otro balcón continúa.
16 de junio de 2025.
sábado, 10 de mayo de 2025
El Eternauta, la epopeya del cine argentino
La serie El Eternauta, dirigida por Bruno Stagnaro y estrenada el jueves de la semana pasada, es un hito en la producción cinematográfica argentina.
Se ha generado en las redes una discusión acerca, justamente, de esta adaptación y no han faltado las voces que se han alzado ante lo que sería una traición a las intenciones del autor, Héctor Germán Oesterheld, quien, con su saga, habría querido reivindicar la resistencia peronista a la Revolución Libertadora.
Nada más descabellado que esto. Al tiempo de publicar su gran historieta, Oesterheld era un hombre de unos 40 años, identificado con los planteos políticos de Arturo Frondizi y el desarrollismo de Rogelio Frigerio. Tan es así que, incluso, la figura de Favalli, el “científico” del grupo de amigos, se parece fisonómicamente al secretario de Relaciones Socioeconómicas del presidente Frondizi. Posteriormente, en 1969, año de El Cordobazo -el levantamiento popular en Córdoba contra la dictadura de Juan Carlos Onganía- la revista Gente comienza a publicar una nueva versión de la historieta, ahora con dibujos de Alberto Breccia. El país ha cambiado, el optimismo de aquella clase media de una década anterior ha desaparecido y ha comenzado un período de radicalización de ese mismo sector social y también Oesterheld ha ido virando hacia posiciones más radicales. La publicación molestó al poco brillante general de Remonta que gobernaba, entonces, la Argentina y la editorial de Constancio C. Vigil no consideró apropiadas las sombrías y tortuosas siluetas de Breccia, ni el guión disruptivo de Oesterheld y la publicación fue suspendida.
Mucho después, en tiempos de las presidencias de Carlos Menem, la historieta de 1959 fue convirtiéndose, sobre todo como efecto de la desaparición y asesinato de Héctor Oesterheld y sus cuatro hijas por la dictadura cívico-militar, en un ícono para sectores del peronismo vinculados política o emotivamente a la épica de las organizaciones armadas de los años 70. Y la transformación quedo cristalizada cuando apareció el Nestornauta.
Bruno Stagnaro y sus guionistas han tenido sobre sus espaldas todas estas interpretaciones que la historia argentina le dio a la historieta y a sus protagonistas, sobre todo a partir de la definición dada por su creador en una entrevista periodística: “El héroe verdadero de El Eternauta es un héroe colectivo, un grupo humano. Refleja así, aunque sin intención previa, mi sentir íntimo: el único héroe válido es el héroe “en grupo”, nunca el héroe individual, el héroe solo”. Curiosamente la idea está explicitada en la concepción misma de la aventura que les toca vivir a Juan Salvo y sus amigos, pero nunca está dicho en la propia historieta. Es Oesterheld, no sus protagonistas, quienes piensan así.
El guión, que desde los títulos mismos se presenta como una “adaptación” del original, es tan bueno como se puede pedir y la realización es asombrosa. La película, como todo paso de un género a otro, sea novela, cuento o, en este caso, historieta, no es ni debe ni puede ser igual al original. Y los guionistas han logrado una notable adaptación, adecuando lengua, contexto, escenografía y rasgos históricos que ubican la acción hoy, en este momento. El hecho de que Juan Salvo sea ex combatiente de Malvinas, separado de una esposa médica, y de mayor edad que el Juan Salvo dibujado es un verdadero acierto. Y vincula la epopeya de la película a nuestra epopeya nacional.
En materia de detalles no le falta nada, pero nada. Ni la calcomanía de Malvinas en la casilla del guardián muerto (que me hizo incorporarme y aplaudir). O la publicidad de Lysoform ("sean virus o bacterias", dice un cartel en el exterior de un vagón de tren) en medio de la nevada letal que establece una relación con la memoria inmediata de la pandemia de Covid. O el chiste de la publicidad de La Gotita en medio de la destrucción de la ciudad. O el ex combatiente de Malvinas que busca un cigarrillo y le dice a Salvo, al despedirse: “Muero por un pucho”. Minutos después, termina dando una pitada y arrojando el pucho al combustible para quemar a la iglesia donde se han juntado los cascarudos llamados por una campana y a él mismo junto con una monja.
Los actores están muy bien. Quizás Favalli sea el que más se aleja de la idea que uno se había hecho de ese profesor de escuela secundaria y científico aficionado. Ya no se parece a Rogelio Frigerio, el Tapir, como se lo conocía al abuelo del actual gobernador de Entre Ríos. Pero carece de toda importancia. Posiblemente sean más los argentinos que no leyeron la historieta que los que la leímos, incluso varias veces a lo largo de la vida.
Todas las reacciones de violencia, egoísmo, sospecha y desconfianza que se despiertan en esos hombres y mujeres, a medida que se hace evidente la gravedad de la situación, es la que uno puede imaginarse ocurriría en un similar escenario. Es más. Lo vimos, amenguado, es cierto, durante la pandemia.
Hay un notable uso del suspenso y hasta del miedo o terror, un poco en el estilo de H. P. Lovecraft: algo innominado, indescriptible, desconocido amenaza y cualquier cosa puede ocurrir en cualquier momento.
Todo lo que acumulamos de conocimiento del lenguaje del cine, de la técnica narrativa, de las posibilidades técnicas del cine actual, de calidad interpretativa y de oficio en las distintas áreas de un rodaje, gracias a la acción sistemática del INCAA en los últimos 40 años, se ha condensado en esta sensacional serie, que ha hecho conocer en el mundo entero el muy rioplatense juego de naipes: el truco.
Este país, la Argentina, tiene algo que roza lo maravilloso.
En medio del gobierno más nefasto de nuestra breve historia, en medio de una crisis económica incrementada por el despiadado accionar de una banda de sinvergüenzas sin patria, en medio de una crisis política que solo a tientas nos permite ver una salida del laberinto, estamos viendo una serie cinematográfica, hecha por nuestra gente, que muestra de manera notoria de lo que somos capaces, que pone en valor las enormes capacidades que encierra nuestro pueblo y nos llena de alegría y orgullo y, por un rato, nos permite descansar de la amenaza letal que se ha cernido sobre nosotros.
Y Bruno Stagnaro está ya en el podio de los campeones de nuestro cine que conforman Leonardo Favio, Pino Solanas, Leopoldo Torre Nilsson, Hugo del Carril y Hugo Christensen.
6 de mayo de 2025.
sábado, 3 de mayo de 2025
Tandil victorioso
Esta obra de arte fue tomada en la esquina de Rodríguez y Pinto, la del antiguo Banco Comercial, en Tandil. Es el centro comercial de la ciudad, una esquina en diagonal con la Plaza Independencia, a media cuadra del Club Hípico, por Pinto, y de la vieja confitería Rex y el Cine Cervantes, por Rodríguez.
Nací en Tandil, viví allí hasta los 18 años y si es cierto que "la infancia es la verdadera patria del hombre", como afirmó Rilke, esa esquina constituye un punto nodal de mi infancia.
Aquella patria infantil era una sociedad muy conservadora, con diez familias propietarias de campos y negocios, y con una clase trabajadora que fue creciendo durante los años 50 y 60 y parte de los 70, hasta el mazazo brutal del 76. Ni la Universidad del Centro con todo su desarrollo y presencia pudo modificar la naturaleza conservadora y reaccionaria de la sociedad tandilense. La destrucción de su base industrial fortaleció el peso del sector agrario y financiero y la explotación rentística de su paisaje hizo el resto: una ciudad gobernada desde hace décadas por un anciano radical cuyo apellido condensa su gobierno: Lunghi, largo. Negociando con el gobierno provincial y con la base electoral, Lunghi logró sobrevivir estos largos años. Y el peronismo, al perder su base proletaria, no ha encontrado la fuerza suficiente para derrotar el poderoso bloque de propietarios ausentistas, millonarios trasplantados y rentistas en busca de tranquilidad.
Como lo expresó Rimbaud, al hablar de su pueblito natal:
A la plaza tallada en céspedes mezquinos
donde todo es correcto, los árboles y las flores,
los burgueses asmáticos que el calor estrangula,
los jueves por la tarde, llevan sus cotilleos.
Pero esta foto, esta extraordinaria instantánea, rompe la paz provinciana, la tranquilidad sepulcral del paraíso geriátrico en que se ha convertido Tandil.
Ese cielo anuncia borrascas, esa bandera anuncia rebeliones, esos jóvenes alzados, en toda la polisemia de la idea, anuncian, desean, imponen un futuro iluminado por esa bandera desplegada en alas sobre el Banco Comercial. Una Argentina simbólicamente triunfante, esperanzada y joven.
11 de diciembre de 2022
sábado, 26 de abril de 2025
Soneto a Francisco
para llegar hasta el sillón de Pedro.
La esfera se convirtió en poliedro
del diverso y humano rancherío.
Su espíritu no conoció el frío
desdén, ni su bondad fue en desmedro
del coraje que simboliza el cedro:
a millones ordenó que hagan lío.
Militante se alzó contra el descarte
de los pobres, los raros, los extraños.
De los fines del mundo fue baluarte
de hombres y mujeres con más daños.
Fue un pastor que dominó el arte
de guiar y aumentar sus rebaños.
Buenos Aires, 26 de abril de 2025





