domingo, 7 de diciembre de 2025

Vanya, un gigantesco desafío actoral


El siempre gentil amigo Oscar Barney Finn me invitó a la última función de la obra “Vanya”, que se ha estado exhibiendo en la linda sala teatral de la Cultural Inglesa. Ese lugar tiene para mí una intensa carga emocional. En la vereda de enfrente a Suipacha 1333 viví los tres primeros años de mi llegada a Buenos Aires y del inicio a mis estudios universitarios. La Iglesia del Socorro, la confitería que llamábamos “El Socorrito” y que hoy se llama “Dos Escudos”, en diagonal al templo y el viejo edificio de la Cultural Inglesa formaron parte de mi primer paisaje porteño. En un departamento de planta baja, con un pequeño patio que lindaba con los fondos de la Embajada de Israel transcurrió mi primer conocimiento de la ciudad de Buenos Aires, ahí leí algunos de los libros que signarían para siempre mi vida adulta.

La vida ha sido pródiga conmigo en misteriosas coincidencias. Muchos, pero muchos años después, con un pasado en la política argentina, con un exilio de siete años, y dos películas realizadas junto a Jorge Coscia, recibí una llamada de Víctor Laplace. Sinceramente no recuerdo cual era el motivo de la llamada, pero me invitó a su casa para conversar. Me dio la dirección. Algo resonó en mi memoria, pero no le di mucha importancia. Esa tarde llegué al lugar de la cita y nuevamente la memoria me hizo un pequeño llamado. Toque el botón del portero automático y Víctor salió a recibirme. Me acompañó hasta su departamento. Al entrar, más de veinte años de mi vida me devolvieron a aquellos momentos de mi descubrimiento porteño. Víctor vivía exactamente en el mismo departamento de la calle Suipacha al 1300 donde yo había vivido. Encontrarme con el antiguo compañero de andanzas tandilenses de la infancia y la adolescencia, en el mismo lugar donde inicié mi vida en la ciudad de la que nunca quiero irme, fue el tema central de nuestra conversación aquella tarde. A punto de que jamás recordaré el motivo de esa cita.

Y con esa sensación fui hoy a la función de “Vanya”, la obra que Oscar Barney Finn dirige, sin saber con exactitud de qué se trataba.
Invité a una querida amiga tucumana que, afortunadamente, se encuentra en Buenos Aires, y ya en el foyer de ese agradable espacio me encontré con algunos amigos conlos que compartiría el espectáculo.
Y el espectáculo que presenciamos mi amiga Andrea y yo superó, rebasó, excedió, desbordó todas mis expectativas.
“Vanya”, la obra, es una adaptación realizada por el músico y dramaturgo británico e irlandés Simon Stephens del clásico de Antón Chéjov, “El Tío Vanya”, publicado en 1899 y cuyo estreno en 1900 se hizo con la la dirección de Konstantín Stanislavski. Pero a su vez, esta puesta es una adaptación a una geografía y a un ambiente argentinos, llevada a cabo por Oscar Barney Finn.

Un solo actor, el increíble Paulo Brunetti, total e injustamente desconocido por mí hasta este momento, asume la responsabilidad de interpretar a los nueve personajes de la obra de Chéjov.

Y el resultado es electrizante. Desde el primer momento de desconcierto, cuando el actor emerge de un sótano, como quien es parido desde las profundidades, y comienza a hablar y comportarse como una mujer, hasta la escena final donde nuevamente emerge, ahora Vanya, del mismo útero subterráneo, para encontrarse tristemente con su sobrina Sonia y deciden enfrentar una nueva vida con renovada esperanza, Paulo Brunetti se convierte en un guía esquizofrénico que encarna cada una de las nueve conflictivas personalidades pergeñadas por Chéjov.

Su proeza es alucinante. Y la labor del director, para cuidar que cada una de esas conflictivas y enfrentadas almas, no se confundan en la mirada del espectador es una obra maestra.

Paulo Brunetti, el actor patagónico, radicado hace años en Chile, pero que conserva impoluta su impronta argentina, ha realizado una prueba de fuego. El resultado podría haber sido un ridículo pastiche, un batiburrillo de personalidades confusas e incomprensibles. Por el contrario, el gigantesco trabajo actoral y la férrea conducción del director han logrado hacer de “Vanya” un espectáculo inolvidable.

Un largo y sostenido aplauso de un público exigente coronó la función. Paulo Brunetti informó que seguirían en Mar del Plata durante el verano. Quienes tengan programadas sus vacaciones por ahí no pueden perderse este extraordinario y exitoso desafío actoral.
Buenos Aires, 7 de diciembre de 2025