martes, 26 de febrero de 2019

Soneto de un albañil ante un presidente impávido y asustado


Yo me animo y le canto las cuarenta.
No se puede seguir sin protestar.
El asado cambié por la polenta.
El bañito quedó sin terminar. 


La moto ya la puse a la venta.
La garrafa no la puedo pagar.
Yo voy y le canto las cuarenta,
a veces no puedo ni respirar.


Con respeto le digo, Presidente,
no me diga que espere al mañana,
hagamos las cosas en el presente


que nunca estuve peor. Esa es la llana
verdad que en el barrio se siente.
Hagan algo la concha de mi hermana.


Buenos Aires, 26 de febrero de 2019

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