lunes, 29 de octubre de 2018

Calaveritas del Día de los Muertos


Sin ver sus ojos la luz
descansa aquí Carlos Fuentes
Una ñata puro dientes
lo puso ante Artemio Cruz.

Carlos Fuentes cruzó el Hades
con Caronte en fiera danza.
No volverás, aunque nades
allí ya no hay esperanza.

Caminante, aquí estoy
durmiendo tranquilamente,
mi sobrenombre es Caloi
y mi creación fue Clemente

La ñata alzó de repente
a este Carlos Loizeau,
como lo hace con la gente.
¡La puta que la parió!

La muerte dijo: “acá estoy
sin cita, pero presente.
Vengo a buscar a Caloi
y también a Carlos Fuentes”.

Con su ominoso instrumento
esas dos vidas tronchó:
Fuentes sin aspavientos
y resignado Loiseau.

Carlos Fuentes y Caloi
ya están en la fría tumba
Un juramento te doy:
hoy el cielo es una rumba.

Octubre 2012

martes, 23 de octubre de 2018

Isidoro Gilbert, Jorge Asís y una cita

Oí hablar de Isidoro Gilbert tan temprano como en el año 1970. Quien lo mencionó fue Jorge Abelardo Ramos y me explicó que era un agente soviético responsable de la agencia Tass en Buenos Aires. Y una mefistofélica sonrisa se le dibujaba en el rostro al decirlo y su pelo parecía aún más rojo. Durante esos años lo encontraba generalmente eh conferencias de prensa, reuniones políticas y, alguna vez, en el Tortoni o cerca de la redacción de La Opinión, en la calle San Martín.
Fue recién en 1984 que lo conocí personalmente. Radio Belgrano -bautizada humorísticamente Radio Belgrado, por su radicalizada programación- había organizado una fiesta en su sede en la calle Talcahuano, si la memoria no me falla, a metros de Santa Fe. Ese día acababa de salir de la imprenta el periódico Izquierda Nacional, que editaba el Partido de la Izquierda Nacional que dirigía Jorge Enea Spilimbergo. En esa edición había salido publicado un artículo de mi autoría, titulado "Los Modernos Macaneadores, De arbitristas, profetas, manosantas, curalotodos, santones y otros iluminados de la modernización", donde comentaba crítica y sarcásticamente los pujos modernizadores de Rodolfo Terragno. Con algunos ejemplares fui para la fiesta.
Al llegar me encontré, obviamente con un montón de gente conocida, desde Jorge Dorio a Enrique Vázquez. Pero, entre ellos estaba Jorge Asís con alguien que estaba de espaldas y no podía reconocer. Me acerqué a saludar a Jorge -en esa época del alfonsinismo Asís era un muerto civil del diario Clarín, acababa de publicar El Gran Diario de la Argentina y la furia del monopolio era infinita- con quien entonces mantenía una relación cercana a la amistad.
-Julio, te presento a Isidoro Gilbert, me dijo Asís al encontrarnos.
Todas las ocurrencias y motes de Ramos se me pasaron por la cabeza, le di la mano, mientras Asís le explicaba quien era yo, con la gran capacidad de adjetivar que caracteriza al Turco, en este caso de adjetivar positivamente.
En algún momento de la breve conversación le entregué un ejemplar del periódico que llevaba bajo el brazo, cumpliendo con una de las premisas esenciales de un militante leninista: distribuir la prensa partidaria.
Meses después volví a encontrarme con Jorge Asís en la calle. Recuerdo tan solo que me dijo:
- Ah, tenés que ver el libro de Isidoro Gilbert "La Ilusión del Progreso Apolítico". Te cita.
- ¿Me cita? ¿Me critica?, le pregunté ya en afán polémico.
- No, fundamenta su punto de vista con tus argumentos. Buscálo y leélo.
Que alguien que hasta ese momento era considerado un enemigo político me citara positivame
nte desmontaba una buena parte de mis prevenciones y preconceptos sobre el personaje.

Compré el libro, lo leí y, efectivamente, los argumentos que yo desplegaba en aquel hoy lejano artículo eran considerados como referencia y confirmación de los argumentos de Isidoro.
Ahí tomé clara conciencia que los textos sagrados que sustentaban el pensamiento de un comunista stalinista jruschoviano y un socialista trotskista peroniano eran más o menos los mismos, como la biblia que fundamenta a católicos, ortodoxos y protestantes. La misma Biblia.
Y hablando de Biblia, voy a prender el calefón para pegarme una ducha.

miércoles, 17 de octubre de 2018

Ovillejo a un fiscal



¿Quién chapotea en el fangal?
Fiscal.
¿Quién es del poder sacristán?
Sebastián.
¿Quién quiere a Pablo en la perrera?
Scalera.
Obedeciendo a la hortera
domiciliada en Morón
ganaste un buen coscorrón,
Fiscal Sebastián Scalera.

17 de Octubre de 2018

lunes, 15 de octubre de 2018

Ovillejos económicos


Del oscuro negocio petrolero,
Ingeniero,
una sórdida llama te hizo arder,
Javier,
pérfido, egoísta, arbitrario y cruel,
Iguacel,

Con la prepotencia de un coronel.
Que la miseria de tu felonía
consuma toda tu pobre energía
Ingeniero Javier Iguacel.

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En la televisión pedías pista,
Economista,
y anunciabas tu espíritu rapaz,
Nicolás,
sin que modestia alguna te abochorne,
Dujovne.

Entregaste humillado tu alma al Fondo,
no hay palabra que tu traición exorne:
el extranjero hoy gobierna orondo,
Economista Nicolás Dujovne.

14 de Octubre de 2018

Soneto a las tetas troskas que se exhibieron en el frío Trelew




Un soneto me manda a hacer Raquel
sobre glándulas mamarias trotskistas
que se agitan redondas, sin aristas,
como el dulce tintín de un cascabel.

Como salvajes gacelas en tropel
las vimos declararse feministas,
mostrando sus areolas siempre listas,
como el pan suele estar para la miel.

He llegado hasta aquí sin tropezón
y ante tanto pecho descubierto
no he dejado de pensar en el pezón.

¡Que viva siempre el escote abierto!
¡Que iluminen de Trotsky el corazón!
Las tetas troskas son lo único cierto.

14 de octubre de 2018