sábado, 28 de marzo de 2020

Hazte de plata y espejea el oro que se da en las alturas


Héctor Germán Oesterheld - Wikipedia, la enciclopedia libreLeopoldo Marechal – A 45 años de su fallecimiento (1970 – 2015 ...Papa Francisco on Twitter: "Statio Orbis #OremosJuntos… "

Entre 1957 y 1959, en la Argentina, se publicó por primera vez en una revista de distribución masiva, Hora Cero Semanal, la historieta El Eternauta.
Era en las postrimerías de la llamada Revolución Libertadora, el golpe oligárquico imperialista que derrocó al gobierno de Juan Domingo Perón en 1955. Ese miserable y criminal gobierno cívico militar estaba llegando a su fin. Ya se habían anunciado elecciones para el año 1958, en las que el movimiento popular mayoritario del país estaría proscripto y su jefe exiliado.
La llamada clase media argentina, ese vasto sector social que creció a la sombra de las políticas industrialistas, de altos salarios y de fomento del mercado interno del peronismo, se ilusionaba con la posibilidad de un gobierno que mantuviera algunos de los logros del peronismo derrocado y proscripto, pero que impidiera lo que consideraba los desbordes plebeyos, el autoritarismo sindical y el empecinamiento nacionalista del régimen depuesto, como La Nación llamaba al peronismo.
El autor literario de El Eternauta integraba y expresaba esa clase media urbana, culta y politizada que veía en la figura de Arturo Frondizi la posibilidad de un “peronismo” sin obreros exigentes y huelguistas, sin universidades obreras ni comisiones internas respondonas. Pero, como suele ocurrir en ese impalpable, sutil y evanescente mundo de la creación artística, el autor literario de El Eternauta, Héctor G. Oesterheld, no sabía que a través de su pluma se expresaban también corrientes subterráneas, invisibles, impulsadas, también inconcientemente, por el propio proceso histórico. Así como el monarquismo de Balzac escondía la presencia inexorable e irreversible de una nueva formación social en la Francia de 1830, la burguesía orleanista, el “desarrollismo” de Oesterheld ocultaba la presencia de fuerzas sociales latentes y reprimidas que en su creación encontraban expresión involuntaria.
Hay en los personajes de el primer El Eternauta algunos de los mitos de aquella clase media de mediados de los cincuenta: la familia celular, el barrio de Vicente López, el profesor de física como manifestación barrial de la tecnología y la ciencia, la aparición del historiador Mosca y su tozuda convicción de que todo eso debe quedar registrado para las futuras generaciones. Y el propio héroe, Juan Salvo, un pequeño burgués arquetípico que, en algún momento, se encuentra con Franco, un obrero metalúrgico, de nombre poco habitual en la clase obrera de aquellos años.
Sabido es que El Eternauta se convirtió, con el paso de los años y las generaciones, en una extraña y reinterpretada representación de la historia del peronismo a partir, justamente, de 1955. El propio autor y su compromiso final terminaron por convertir la historieta en una especie de “Chanson de Rolande” del peronismo posterior a la dictadura cívico militar de 1976.
Pero todo esto es sabido y se han escrito resmas y resmas de reflexiones, comentarios y escolios. Lo interesante es que, hoy, en el año 2020, el mundo entero está viviendo una situación similar a la que describió magistralmente Oesterheld en su obra maestra. El mundo entero no puede salir a la calle porque algo desconocido, nuevo y letal ha ocupado el aire que respiramos. Y aquellos puntos del mapa de Google que no prohiben la salida a las calles ocupadas por el ignoto e invisible enemigo aparecen en las pantallas de todos los televisores del mundo encabezando el ránking de los países con más contagiados y más víctimas.
Un escritor argentino, de profusa imaginación y de sincera y profunda reflexión social, previó, describió y advirtió este escenario hace ya más de cincuenta años. Desde una Argentina donde el pueblo había sido derrotado y se encontraba perseguido y proscripto, un intelectual advertía con una gigantesca y genial metáfora, la crisis general de todo un sistema global.
Bien. Pero resulta que no hace más de dos meses, una gran empresa imperialista de comunicación global, Netflix, anuncia la próxima producción de una serie basada en la obra de Héctor G. Oesterheld, El Eternauta.
Y eso no es todo.
En el prólogo de la obra “La historieta argentina. Una historia”, editado en 2000, escrito por el propio Oesterheld afirmó:
El héroe verdadero de El Eternauta es un héroe colectivo, un grupo humano. Refleja así, aunque sin intención previa, mi sentir íntimo: el único héroe válido es el héroe ‘en grupo’, nunca el héroe individual, el héroe solo”.
Y resulta que un cura nacido en el barrio de Flores, de pasado obrero, como Franco, el metalúrgico de El Eternauta, ya convertido en obispo de Roma y, por ende, en Papa de la Iglesia Católica, afirma en una lluviosa Plaza de San Pedro, desierta porque las multitudes temen la nevada letal que se ha descargado sobre el mundo: 

Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas. Nos encontramos asustados y perdidos (..) En esta barca, estamos todos. Como esos discípulos, que hablan con una única voz y con angustia dicen: 'perecemos', también nosotros descubrimos que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino solo juntos”.
Y tan solo un día antes, el presidente de la Argentina, Alberto Fernández, había mencionado al propio Francisco en su llamado a la unidad de todos los seres humanos.
La Argentina deriva su nombre de argentum, de esa plata que buscaban con avidez azorada aquellos toscos españoles, pero mejor que nadie se lo ha dicho Leopoldo Marechal a su discípulo Josef, detrás de quien se ocultaba José María Castiñeira de Dios. Que el poeta complete su profecía y que la historia realice lo que se cifra en el nombre:
5
No te adelantaría mi Didáctica,
si no supiese yo lo que se incuba,
por vocación, en esta provincia de los hombres.
Josef, un ciclo amargo da su fruta en el mundo:
la oscuridad nos miente ya la forma de un dios.
Pero un Rey no visible todavía
está plantando almendras en suelos favorables.
¿Qué me dirías tú si brotara un almendro junto al río
y sus crines de león?
Estudia mis palabras que harán reír a muchos:
yo siempre fui un patriota de la tierra
y un patriota del cielo.


6
El nombre de tu Patria viene de argentum. ¡Mira
que al recibir un nombre se recibe un destino!
En su metal simbólico la plata
es el noble reflejo del oro principial.
Hazte de plata y espejea el oro
que se da en las alturas,
y verdaderamente serás un argentino.
Buenos Aires, 28 de Marzo de 2020

2 comentarios:

  1. Pero un Rey no visible todavía
    está plantando almendras en suelos favorables

    Gracias Julio.

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  2. profeticas palabras que todavía no vieron la luz.

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