miércoles, 5 de febrero de 2020

Kirk Douglas fue mi amigo del Cine Americano


El cartel del Cine Americano, mientras se construye el nuevo correo, y en la esquina un pedazo de El Mangrullo. La línea 4 unía entonces el cementerio con La Movediza, donde estaban los cuarteles y el barrio militar.
Quien no pasó su infancia en Tandil no puede entender el significado del Cine Americano.
Estaba en General Rodríguez, casi esquina San Martín, al lado de El Mangrullo, como se conocía al modernoso edificio de Rentas de la Provincia -se sabe que nada envejece más rápido que lo moderno- y daba tres películas, todas de acción: de cowboys, de policía, de espías, de guerra, de piratas, como conocíamos esos géneros en aquellos años. Uno entraba a las 15.30 y salía a las 9 y media de la noche, listo para ir a casa a cenar.
En el cine Americano se fumaba. Era el único en Tandil donde se podía fumar. Y en la parte de atrás, separado por un fino vidrio, había un, digamos, buffet, donde despachaban unos poco glamorosos sandwiches de una fragante mortadela entre un enorme pan felipe, cortado al medio. Eso podía ser bajado con una Coca Cola, una Bidú, una Crush o una Quilmes de tres cuartos. En la mitad de la segunda película, a eso de las seis de la tarde, el sandwich de mortadela era casi una necesidad. También era una necesidad salir al baño en el medio de la función como resultado de las gaseosas o la cerveza que acompañaba la ingesta. El baño del Americano, recuerdo, era un extracto concentrado de humo de cigarrilos y orines masculinos, que, de niño, me obligaban a contener la respiración, o respirar por la boca, en la obligada visita.
El cine Americano de Tandil fue mi infancia cinematográfica. No hubo película de cowboys, policial, de piratas o de guerra que no haya visto en sus largas funciones. En general, eran películas que ya habían sido estrenadas varios años antes y por las que el dueño de todas las salas de cine tandilenses, Cantarelli, ya había pagado los derechos de estreno y conservaba las copias para completar las tres películas del Americano, en programas que cambiaban semana a semana.
Gary Cooper, Alan Ladd, Kirk Douglas, Burt Lancaster, John Wayne, Richar Widmark, Roy Rogers, el ridículo cowboy cantor con falsete alpino, Victor Mature, James Stewart, llenaron mi niñez tandilense de inolvidables momentos de aventuras. Después, ya en casa o en la vereda, se trataba de reproducir en nuestros juegos y con una cartuchera y un revólver Texas en la cintura, esas historias de tiroteos, robo de ganado y duelos en la puerta de un saloon con puerta vaivén.
En esas tardes me hice amigo de Kirk Douglas para toda la vida.
Buenos Aires, 5 de febrero de 2020

1 comentario:

  1. Nestor Jorge Freitas Lagrifa
    Excelente relato, si era asi, vi los "Puentes de Toko Ri", entre polvora que no tenia olor reemplazada por la mortadela del bar de atràs.

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