miércoles, 24 de julio de 2019

Poesía imprescindible

La víspera del día del amigo tuve el privilegio de leer, antes de su publicación en las redes, el poema Venezuela te puso don Américo, de Julio Fernández Baraibar. Superada la conmoción, tras varios y cada vez más deslumbrados repasos de esta obra, concluyo que nadie debería omitir la experiencia luminosa de conocerla.
Dice su CV que mi amigo J.F.B. es, entre otras cosas, historiador. Lo es, doy fe, a punto tal que se atreve a indagar en la genealogía de Venezuela desde los tiempos anteriores al tiempo. A partir del Mesozoico (hace unos 200 millones de años, nomás), reconstruye el recorrido geocronológico de esa porción del territorio caribeño, hasta llegar a este presente en el que el país ha devenido centro de una campaña mundial de estigmatización política. Tanto que cualquier chichipío, ignorante de la tierra que pisa y hasta de su propia identidad, repite como si supiera que “hay que sacar de allí al dictador Maduro” o que “EEUU nos defiende del riesgo de convertirnos en Venezuela”.
Mi entusiasta recomendación de la obra de Julio que motiva esta reseña se funda menos en los consistentes saberes que mi amigo tiene como historiador que en sus dotes como poeta. Porque su Venezuela te puso don Américo no es solamente un relato con categoría de arte mayor. Es un compacto metafórico de potencia radiactiva, como solamente el lenguaje poético puede contener y liberar, ante la comprensión del lector, a la manera de la fisión y reacción en cadena de un núcleo atómico. Porque ésa es la cualidad que la alta poesía comparte con la física y a partir de la cual sirve a la historia tanto como a otras disciplinas que necesitan cuantiosos volúmenes teóricos para decir lo que unos versos inspirados pueden sintetizar.
En dieciocho cantos o episodios, esta oda con vocación de cantata empieza evocando la conformación del subsuelo jurásico cuyo lecho petrolífero terminaría convirtiendo el territorio en objeto de la actual codicia imperial. En su potente recorrido, el poema va relevando (y revelando) los hitos mitológicos, políticos, sociales y culturales que fueron construyendo la identidad de la tierra definida como Pequeña Venecia por Américo Vespucio, el comerciante explorador que repartió nomenclatura por estas tierras que Europa pretendió descubrir, a fines del siglo XV. La travesía se demora en momentos y personajes fundantes: la crueldad de la conquista, los padeceres y estallidos populares, las intrigas imperiales y su codicia depredadora, la estatura épica y humana del Libertador Bolívar y la sobrehumana del Comandante eterno Hugo Chávez.
El poema se extiende a lo largo de 371 versos de áspera, expresiva y deliberada asonancia, como áspera y disonante hasta la crueldad ha sido la historia de la conquista, el genocidio, la voluntad emancipatoria, los sucesivos mestizajes y la construcción de la identidad suramericana, de la que Venezuela es hoy emblemático y sacrificial paradigma. La estética elegida no es arbitraria ni solamente ornamental sino que suma significado, a veces hasta en sutil discrepancia con el concepto enunciado, generando una tensión de fuerte expresividad. Ocurre otro tanto con la métrica, que alternativamente acorrala la idea en un estrecho pentasílabo o la derrama en largos fraseos de prosa poética. Las referencias a personajes, locaciones, episodios o voces coloquiales de la idiosincrasia venezolana unen riqueza simbólica y austeridad descriptiva. Los regionalismos y arcaísmos utilizados conviven, a veces de modo inesperado, con desacatados porteñismos o con anglicismos de colonial procedencia.

Toda la arquitectura formal y conceptual de esta obra reúne los valores de un acabado rigor en las referencias históricas, un exquisito dominio de las potencialidades del idioma y un genuino compromiso con la larga, dura y obstinada marcha de los pueblos de Nuestra América hacia su inexorable liberación. Pero sobre todo, se proyecta en un vuelo que solamente puede ganar semejante altura si es impulsado por una exquisita inspiración.
Olga Cosentino
https://nuestraamericanuestra.blogspot.com/2019/07/poesia-imprescindible.html?fbclid=IwAR2ot4RthBbNN7ziaqw7NZhhseTRTX3HziVwn3kU00FtfK04A8-ztoIMf_M

Agradezco a mi querida amiga Olga Cosentino estas exageradas líneas. Ella me alentó a terminar este trabajo y pensó desde el principio que valía la pena hacerlo, que era mi duda. Sus elogios, quizás hiperbólicos, empujaron mi voluntad. Gracias, querida Olga.

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