Coplas a nuestra Argentina
que no ha muerto
I
Las coplas de don Manrique
a su padre que ha muerto
con honor
será el verso que aquí explique
el misterioso entuerto
y el dolor
de una Patria que agoniza
sin que nadie, al parecer,
se percate
de su historia que enraíza
en vieja lucha de ayer
que aún late.
II
Esta Patria ha conocido
momentos de alta grandeza
y heroísmo.
Hoy está como dormido,
y lo digo con crudeza
y optimismo,
aquel espíritu altivo.
Si parece que lo cubre
el olvido.
¿Brillará el fuego votivo
como brilló en Octubre
el alarido?
III
Como don Jorge, me digo:
¿qué se hizo del legado
de Perón?
¿Es que ya no hay testigo
de aquel grandioso pasado
respondón?
¿Y aquel 2 de Abril de gloria,
que puso en jaque a la vieja
Inglaterra,
se ha vuelto solo oratoria
para decir tras la reja
que se cierra?
IV
¿Qué fue de las boinas blancas
que impusieron el poder
de los votos?
Hoy son tan solo unas francas
y tristes gorras de ujier
en las fotos.
Hubo bravos militares
como Leal y Pujato,
generales,
que alcanzaron los polares
lindes de nuestro mandato.
¡Inmortales!
V
¿Dónde fueron los obreros
y estudiantes que se alzaron
con hombría
y lucharon por sus fueros,
hasta que por fin echaron
a Onganía?
¿Qué quedó de la insurrecta
Córdoba del 29
de aquel Mayo,
si el futuro era una recta
senda, luminosa y breve,
como un rayo?
VI
Aquel noviembre, recuerdo,
72 era el año.
Lloviznaba.
Marchaba el pueblo, lerdo,
la esperanza era su paño
y cantaba.
Perón volvía a su tierra
y Lanusse amenazaba
impotente.
No convocaba a la guerra,
solo la paz reclamaba,
convincente.
VII
¡Y aquel 10 de diciembre,
entre vítores y cantos
partidarios,
cuando la histórica urdiembre
puso fin a los espantos
reaccionarios!
Pareció, por un minuto,
que el sueño popular
se realizaba.
El poder, siempre astuto,
entregaba al militar
y esperaba.
VIII
¿Y esos dos días tremendos
que voltearon a un ministro
y a un gobierno?
En los bancos los estruendos
eran el claro registro
del infierno
donde había terminado
el delirio improductivo
y financiero.
El pueblo quedó enlutado.
Más ya no estaba cautivo,
sino entero.
IX
Desde entonces a hoy día
las victorias obtenidas
fueron vanas.
Esa vieja oligarquía
reabre las viejas heridas,
las insanas
y estériles ventajas,
y pretenden que el ovillo
de la historia
deje a los pobres migajas
y a los ricos el castillo
y la gloria.
X
De esta espiral descendente
solo podemos salir,
sin retorno,
si con fuerza intransigente
conseguimos embestir
el bochorno
de la renta improductiva,
de la fuga de divisas
tan escasas.
Don Manrique, que usted viva
para siempre en las risas
y en las guasas.
Buenos Aires, 13 de febrero de 2025.
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