martes, 22 de julio de 2025

Coplas a nuestra Argentina que no ha muerto

Coplas a nuestra Argentina

que no ha muerto

I

Las coplas de don Manrique

a su padre que ha muerto

con honor

será el verso que aquí explique

el misterioso entuerto

y el dolor

de una Patria que agoniza

sin que nadie, al parecer,

se percate

de su historia que enraíza

en vieja lucha de ayer

que aún late.

II

Esta Patria ha conocido

momentos de alta grandeza

y heroísmo.

Hoy está como dormido,

y lo digo con crudeza

y optimismo,

aquel espíritu altivo.

Si parece que lo cubre

el olvido.

¿Brillará el fuego votivo

como brilló en Octubre

el alarido?

III

Como don Jorge, me digo:

¿qué se hizo del legado

de Perón?

¿Es que ya no hay testigo

de aquel grandioso pasado

respondón?

¿Y aquel 2 de Abril de gloria,

que puso en jaque a la vieja

Inglaterra,

se ha vuelto solo oratoria

para decir tras la reja

que se cierra?

IV

¿Qué fue de las boinas blancas

que impusieron el poder

de los votos?

Hoy son tan solo unas francas

y tristes gorras de ujier

en las fotos.

Hubo bravos militares

como Leal y Pujato,

generales,

que alcanzaron los polares

lindes de nuestro mandato.

¡Inmortales!

V

¿Dónde fueron los obreros

y estudiantes que se alzaron

con hombría

y lucharon por sus fueros,

hasta que por fin echaron

a Onganía?

¿Qué quedó de la insurrecta

Córdoba del 29

de aquel Mayo,

si el futuro era una recta

senda, luminosa y breve,

como un rayo?

VI

Aquel noviembre, recuerdo,

72 era el año.

Lloviznaba.

Marchaba el pueblo, lerdo,

la esperanza era su paño

y cantaba.

Perón volvía a su tierra

y Lanusse amenazaba

impotente.

No convocaba a la guerra,

solo la paz reclamaba,

convincente.

VII

¡Y aquel 10 de diciembre,

entre vítores y cantos

partidarios,

cuando la histórica urdiembre

puso fin a los espantos

reaccionarios!

Pareció, por un minuto,

que el sueño popular

se realizaba.

El poder, siempre astuto,

entregaba al militar

y esperaba.

VIII

¿Y esos dos días tremendos

que voltearon a un ministro

y a un gobierno?

En los bancos los estruendos

eran el claro registro

del infierno

donde había terminado

el delirio improductivo

y financiero.

El pueblo quedó enlutado.

Más ya no estaba cautivo,

sino entero.

IX

Desde entonces a hoy día

las victorias obtenidas

fueron vanas.

Esa vieja oligarquía

reabre las viejas heridas,

las insanas

y estériles ventajas,

y pretenden que el ovillo

de la historia

deje a los pobres migajas

y a los ricos el castillo

y la gloria.

X

De esta espiral descendente

solo podemos salir,

sin retorno,

si con fuerza intransigente

conseguimos embestir

el bochorno

de la renta improductiva,

de la fuga de divisas

tan escasas.

Don Manrique, que usted viva

para siempre en las risas

y en las guasas.

Buenos Aires, 13 de febrero de 2025. 

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