A
propósito del fallecimiento de la gran Jeanne Moreau me vino a la
memoria la prohibición que impuso el cura Actis, influyente párroco
de Tandil, a la exhibición de la película.
No
puedo precisar el año, pero la película fue estrenada en Francia en
1958 y debe haber llegado a la Argentina en el 60. La película venía
con un gran escándalo, ya que desde los sectores católicos se había
intentado prohibir su proyección en el Festival de Venecia, donde
ganó el Premio Especial del Jurado.
Su estreno en Buenos Aires
gozó del mismo escándalo. Me encantaría tener a mano la revista
Criterio donde la crítica cinematográfica la realizaba el muy
versado Jaime Potenze. Pero esto lo escribo al correr de los dedos.
El hecho es que eran años en que comenzaban a enfrentarse una moral
sexual más permisiva con la vieja moralina de sacristía. Yo iba a
un colegio de curas, el San José de Tandil, y el tema se convirtió,
obviamente, en motivo de monsergas y admoniciones.
Supongo,
no puedo precisar, que el país aún era gobernado por Arturo
Frondizi, ese presidente tironeado por militares liberales que lo
consideraban un comunista, por militares nacionalistas que lo
consideraban un agente del judaísmo internacional, por la Iglesia
Católica a la que le había cedido la posibilidad de abrir
universidades y el laicismo radical de clase media que lo consideraba
un traidor. El estreno donde se trataba la infidelidad conyugal sin
condenas morales y se insinuaba un eventual cunnilinguis, que nadie
veía, se sumó a a los planteamientos militares, las huelgas de la
CGT, la toma del Lisandro de la Torre y el plan Conintes. El hecho es
que cuando, mucho después, como solía ocurrir con las películas en
Tandil, llegó el filme de Louis Malle, el cura Luis Actis, un
personaje bastante siniestro de la vida social pueblerina, salió a
hacer una desaforada campaña exigiendo la prohibición de Los
Amantes.
En aquellos días había habido en Tandil un brote de
triquinosis en la carne porcina. Imaginen que la triquinosis en una
zona salaminera es como la pediculosis en un campo de concentración.
Este hecho está vinculado a lo que aquí estoy contando puesto que
uno de los argumentos que utilizó públicamente, en sus sermones en
misa de once y en publicaciones en El Eco de Tandil y Nueva Era, fue
que permitir el estreno de Los Amantes significaba lo mismo que no
clausurar una carniceria infectada de triquinosis.En concreto, no
pude ver Los Amantes hasta mucho después en el cine Lorraine y debo
decir que la insinuación de sexo oral seguía siendo, para aquellos
ojos juveniles, bastante impactante.Como ven, mi primer recuerdo
de Jeanne Moreau no es su extraño rostro, sino otra parte de su
cuerpo que jamás vi.
Buenos Aires, 31 de
julio de 2017.