El arroz, el pollo y el langostino, el caldo, el calamar y el mejillón, el azafrán y su rubor diamantino, el tomate colorado y dulzón; el oliva untuoso y verdino; por fin, el ajo, fragante sansón que anuncia de lejos, en el camino, a la paella en ebullición.
Del valenciano alquimia notable
que puso en la olla lo que tenía
tornando a la pobreza en respetable,
fina y exquisita gastronomía.
Hoy celebro aquel momento inefable
de la pobreza hecha alegría.
Madrid, 9 de septiembre de 2024
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