viernes, 29 de enero de 2021

El peronismo que verdaderamente existió



Hace un par de días envié a las redes un mensaje notoriamente provocador. “Muchos se han hecho peronistas de un peronismo que nunca existió tal como se lo plantean”, escribí en Facebook y en Twitter. La reflexión estaba motivada en una profusión de mensajes, posteos, chistes, memes, artículos y editoriales sumamente críticos al gobierno de Alberto Fernández, comparándolo con un peronismo instalado en un nebuloso pasado que tendría todas las virtudes y magnificencias de las que, según esta crítica, carece el de Fernández y, por supuesto, ninguno de sus infamantes defectos.

El peronismo real, que gobernó al país entre 1945 y 1955, así como el movimiento al que dio origen y que tuvo como eje articulador de toda su política al general Juan Domingo Perón, tuvo como programa permanente la instauración en la Argentina de un capitalismo autónomo, autocentrado, que convirtiese la renta diferencial del régimen agroexportador en plusvalía industrial, en fábricas y trabajadores, asalariados y sindicalizados. Para lograr ese objetivo debió reunir en un solo gran movimiento al conjunto de sectores sociales, fuerzas y dirigentes políticos enfrentados al viejo régimen que llamaremos agroexportador, para centrarnos en su aspecto económico, y que fue conocido tradicionalmente como “oligarquía”. Este variopinto conglomerado constituyó el frente nacional que gobernó, no sin contradicciones, enfrentamientos internos, avances, retrocesos, grandes aciertos y profundos errores entre 1945 y 1955. Hemos escrito en un artículo posterior a la derrota del 2015, (“El Peronismo, el albatros del poder”) lo siguiente:

“Desde el poder, Juan Domingo Perón organizó ese amplio frente nacional que comenzó a llamarse peronismo, y que se nutría de figuras políticas provenientes del conservadorismo -Héctor J. Cámpora, el general Filomeno Velazco, Héctor Sustaita Seever, para dar algunos ejemplos- del socialismo -Ángel Borlenghi, Juan Atilio Bramuglia, Juan Unamuno, entre otros-, del radicalismo -todo el forjismo encabezado por Arturo Jauretche, más el propio vicepresidente Hortensio Quijano-, nacionalistas católicos -el ejemplo arquetípico es el escritor y poeta Leopoldo Marechal, pero también el padre Hernán Benítez, los hermanos Muñoz Azpiri, Juan Cooke, José María Rosa, etc-, stalinistas y trostquistas. Todos ellos fueron disolviendo sus antiguas pertenencias partidarias para integrar lo que finalmente fue el Partido Peronista.

Lo característico y novedoso fue el amplio espectro político, económico e ideológico de ese nuevo movimiento. Desde el movimiento obrero hasta los nuevos empresarios, desde sectores vinculados a la producción agropecuaria hasta industriales navieros, desde notorios masones a católicos declarados y militantes, desde resonantes apellidos de las desvaídas aristocracias provinciales hasta los hijos de árabes y judíos que en las provincias, sobre todo del NOA, iban conformando una nueva burguesía, todos los sectores enfrentados al viejo país agroexportador, al privilegio oligárquico tuvieron su lugar en el Arca de Noé que fue siempre el peronismo”.


Ese conglomerado, insisto, tuvo notables y hasta heroicas figuras, como el santiagueño Ramón Carrillo, muerto en el exilio, trabajando como un anónimo médico en un hospital de provincia, hombres y mujeres que sufrieron estoicamente la persecución, la calumnia y la cárcel. Y también tuvo enriquecidos traficantes de permisos de importación, funcionarios venales, diputados marrulleros y hasta un vicepresidente que se convirtió, para los militantes peronistas, como consecuencia de sus delaciones y mentiras ante la dictadura de Aramburu y Rojas, en “El Cantor de las Cosas Nuestras”, como se lo conocía al popular Antonio Tormo.

Ese peronismo histórico aisló, a partir de 1951, a Jauretche y a todos sus amigos forjistas, funcionarios del gobierno de la provincia de Buenos Aires encabezado por el general Mercante y mantenía preso al escritor y periodista Alfredo Varela, mientras Hugo del Carril filmaba su obra cumbre “Las aguas bajan turbias”, basada en su novela.

Perón desplegó a lo largo de todo su gobierno la idea, que de alguna manera había heredado de su profesor, el general justista José María Sarobe, sobre la alianza estratégica con el Brasil como mecanismo integrador del continente. Para ello llevó a cabo una política de acercamiento a los diversos países latinoamericanos. En ese marco, el viernes 10 de octubre de 1953, el general Anastasio Somoza García -el sangriento dictador de Nicaragua, asesino del general Augusto Sandino- aterrizó en el aeroparque de Buenos Aires, al frente de una comitiva de más de 100 personas, entre familiares y funcionarios de su gobierno. El propio presidente argentino fue personalmente a recibirlo, junto al canciller Jerónimo Remorino. Ambos mandatarios vestían uniforme militar, con botas de caña alta, y en el caso de Somoza con charreteras y entorchados de gala, como cuenta la crónica periodística.

Nacionalizó los ferrocarriles. Y a todos ellos los rebautizó con nombres tomados del panteón de la historia mitrista: Mitre, Sarmiento, Urquiza se llamaron las líneas de los ferrocarriles argentinos. No mencioné el Roca, porque quizás sea ese el que más merecido tiene su nombre.

Jorge Abelardo Ramos publica, a sus 30 años, “América Latina, un país”, su primer esbozo de revisionismo histórico marxista. Una comisión investigadora, presidida por el diputado de origen conservador José Emilio Visca, secuestra la edición del libro impidiendo su distribución en librerías.

Así de complejo fue ese peronismo real y concreto. La revolución nacional, la creación de un país capitalista soberano, con pleno empleo y trabajadores bien pagos, bullía en su interior y le daba el carácter transformador que lo ha convertido en el único movimiento político que, nacido al calor de la segunda posguerra, ha sobrevivido golpes de estado, proscripciones, cárceles, exilios, fusilamientos, desapariciones y asesinatos de todo tipo.

Pero no era definitivamente esa utopía sin fisuras ni contradicciones a la que parece que se hubieran convertido algunos compatriotas que, frente a las dificultades del presente, lo evocan como un paraíso sin sufrimientos.

Ni siquiera el gobierno de Néstor Kirchner careció de esas contradicciones. La mención de Martín Redrado como presidente del Banco Central o el desatinado enfrentamiento con el Uruguay a raíz de la instalación de plantas pasteras cercanas a Fray Bentos son dos ejemplos escritos a vuelapluma. El conflicto con el Uruguay tuvo en algunos momentos ribetes dramáticos y duró desde 2005 hasta 2010 y la posición argentina fue errónea en todo momento y en cada una de sus instancias. Sin embargo, nada de ello impedía que por encima de esos errores -porque no es cierto que la alternativa fuese Redrado o el flaco Kunkel, como con sorna planteó el presidente Kirchner- latía la recuperación del programa original, industrializador, igualitarista, de justicia social del movimiento nacional.

Lo que intento sostener con estas consideraciones históricas es lo mismo que viene sosteniendo Gabriel Fernández en sus casi diarias reflexiones.

En mi opinión, el triunfo electoral por un 48 % de los votos a la fórmula Fernández y Fernández se debió, en gran parte, al terrible fracaso de la política económica de Mauricio Macri, a la descontrolada inflación, al deterioro del nivel de vida popular, al cierre de miles de pequeñas y medianas empresas y a la consecuente desocupación. Es decir, se votó mayoritariamente contra una posible reelección de macri y sus políticas. Esto implica que no se votó por un programa económico determinado, que ni siquiera fue explicitado puntualmente en la campaña, sino para sacar de la Casa Rosada a un gobierno que la mayoría del electorado consideraba insoportable.

Sólo un relativamente pequeño número de electores votaron por propuestas del tipo aumento de las retenciones, nacionalización del comercio exterior, nacionalización de los depósitos bancarios o medidas semejantes. No discutimos acá la validez o necesidad de ese tipo de medidas, sino lo que se votó. A punto tal no se votó ese rango de medidas que el candidato presidencial fue Alberto Fernández y no CFK, quien de una u otra manera podría ser relacionada con un programa de esas características. Y fue Alberto Fernández porque, justamente, CFK consideró que su propia candidatura no lograría el número suficiente para ganar en primera vuelta, descontando que en un balotaje sería perdedora.

Esa decisión no fue simplemente táctica, fue una decisión estratégica. Implicó un cambio de concepto general que significaba el desarrollo de una política que lograse implicar un amplio conjunto de sectores con distintos grados de enfrentamiento al bloque del macrismo.

El gobierno está llevando a cabo, con enormes dificultades, su compromiso electoral. Soluciones urgentes a los sectores socialmente más castigados y vulnerables, negociar en esas condiciones con los acreedores privados y el FMI, intentar con los mecanismos a su alcance, es decir por métodos consensuados, detener la inflación y generar nuevamente las condiciones para un crecimiento del mercado interno, como dinamizador de la economía real.

Todo esto, rodeado de gobiernos hostiles, con un frente político variopinto y disímil, con una debilidad enorme del estado nacional, sin FF.AA. y con una clase dominante miserable y cortoplacista que solo quiere que no le toquen la parte del león que se ha venido llevando todos estos cuatro años.

Y en medio de todas esas gigantescas dificultades se desató la pandemia mas letal que se haya cernido sobre el conjunto de la humanidad desde la mal llamada gripe española de 1919, pero con efectos aún más universales. La economía del mundo se paralizó. Todo el sistema sanitario que el macrismo había desfinanciado y abandonado se puso en crisis. Sobre una situación inédita en términos absolutos, es decir imposible de encontrar una experiencia previa a la que recurrir, Alberto Fernández y sus colaboradores volcaron dinero sobre el consumo para evitar situaciones de desesperación social, se ayudó a las empresas a pagar los sueldos, se ayudó al reequipamiento sanitario, se aprobó y sancionó un impuesto extraordinario a la riqueza, se logró la provisión de todas las vacunas que están en condiciones de controlar la pandemia y se comenzó a vacunar.

Y además Alberto Fernández ha llevado adelante una política latinoamericana e internacional en la mejor tradición del yrigoyenismo y del peronismo. El papel jugado en la recuperación democrática en Bolivia, el viaje a Chile y el discurso ante el presidente Piñera, su exposición en la CLACSO y ante el Foro de Davos están inspirados en lo mejor de la tradición diplomática nacional.

Quien no comprenda la dificultad profunda e insalvable del momento y lance consignas tremendistas y abstractas, sin los mecanismos políticos para llevarlas a cabo, solamente contribuye -por decirlo livianamente- a hacer aún más difícil el fortalecimiento político de un gobierno, al que un pequeño sector financiero y agrario se lo quieren llevar puesto. La verdad es siempre concreta dice un proverbio hegeliano. El pasado debe inspirarnos para que nuestro presente se integre al cauce histórico del pueblo argentino, pero no para refugiarnos en situaciones idílicas y perfectas que nunca ocurrieron

En mi humilde opinión, la militancia en su conjunto del Frende de Todos tiene una sola misión: hacer todo lo que esté a su alcance para ganar en las próximas elecciones por la mayor cantidad de votos posibles. Dejar a esta oposición miserable, irresponsable y, en algunos casos, criminal el menor espacio político posible en las legislaturas de todo el país y en el Congreso Nacional. Para ello siguen siendo necesarias las dos gigantescas alas de nuestro albatros que, afortunadamente y por voluntad de nuestro pueblo, vuelve a surcar los aires australes.

Buenos Aires, 29 de Enero de 2021.


20 comentarios:

  1. Impecable. En este marco terrible, el gobierno libera una batalla feroz contra las aspiraciones devaluatorias de la oligarquía. Una guerra en nombre de todos los que nos ganamos la vida con nuestro trabajo cotidiano. Es nuestra obligación acompañar y defender a quien hace lo propio con nosotros...Venceremos!

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  2. Gracias por expresar lo que muchos peronistas sabemos y sentimos. Tenemos que ratificar el triunfo de 2019 durante este 2021 y en el 2023. Podamos y debemos, en especial en CABA.

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  3. Excelente artículo, compañero Julio. Comparto plenamente tu análisis histórico político, del pasado y de nuestro presente.

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  4. Gracias por el aporte Julio. Muy nutritivo. Abrazo!

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  5. Contradicciones y contextos históricos determinados los tuvo Perón, Nestor, Cristina y Alberto... La unica diferencia o lo que podría marcar precisamente esa diferencia es el acceso justo a los alimentos. Cuando esto no se resuelve por voluntad política, el resto son nimiedades que se contarán como anecdotas. Entre tanto la gente que votó a Alberto mirando a la heladera, la pasamos mal. El tema aquí no es tan complejo, el tema es de estómago.

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  6. EXCELENTE TEXTO. UNA APORTE A LA REFLEXION DE LO QUE PASA HOY.

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  7. No puedo menos que compartir el analisis. Excelente. Lo dice un peroncho de 70 años de edad y 70 de peronismo.

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  8. Muy bueno, compañero. Me gustaría agregar que nuestra misión como militantes no sólo debe ser prioridad luchar para ganar por varios cuerpos las próximas elecciones, sino también fortalecer cotidianamente las organizaciones populares que también tienen que cumplir su papel en la concreción del proyecto nacional. Los diferentes niveles de gobierno son imprescindibles pero la tarea no puede quedar exclusivamente en ellos. Las organizaciones libres del pueblo pueden y deben cumplir con el papel histórico que el peronismo les asigna doctrinariamente. Fuerte abrazo
    Adrian Peje Nordvind

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  9. Excelente análisis.Deberían tomar nota los pseudo peronistas que critican al gobierno y olvidan que sólo ganamos unas elecciones y no la revolución.

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  10. Que Dios no lo permita. Jamas en la historia de la humanidad existió un gobierno tan corrupto como los sucesivos gobiernos peronistas. Son la ruina de la nacion.

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  11. Bernardo 2/2/2021: Exelente referencia historica y comentario político, lo digo desde el conocimiento ya que el peronismo surge cuendo ya tenia 7 años y a los 13 ya comenzaba mi campaña política activa por lo que puedo decir que lo vivi en carne propia, certifico que esa fue la verdadera historia y también la discución del problema, puedo agregar también que TODOS se equivocaron y llevaron al peronismo a un callejon sin salida, Perón con su bronca y errores (quiso vencer a los enemigos enfrentandolos) y los Radicales, Socialista y Comunistas se aliaron a Breden(Embajador norteamericano)de no haber mediado esa situación hoy ne estariamos como estamos, sino como Perónlo planeara, "una potencia económica tipo capitalismo industrial mucho más avanzado que Francia, España, Italia. Ahora estamos a tiempo de retomar el camino y acelerar los tiempos para estabilisar el barco, esta vez no hay más oposición que la parte financiera agropilítica y algunos pelandrunes neolibertarios, nosotros estamos más unidos y ese es un buen signo, no lo desperdiciemos.

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  12. Muy buen análisis.
    Cierto es tambien que me suena como muy redondo. Tan bién trabajada la respuesta a las críticas hacia este gobierno que, es como, no me termina de cerrar. No es sano adular, sin críticas, a un gobierno porque es del palo. Vivo en Rosario y estuve entre muchos miles en el cierre de campaña de Cristina y Alberto. Y recuerdo, más que nada, cuando el ahora presidente pidió, casi como suplicando, que le hiciéramos ver, notar, cuando se estuviese desviando del camino. Yo particularmente, y muchos, bastantes, como yo nos quejamos criticando las cosas que, no se hacen bién, o directamente no se hacen.
    Recuerdo, como premisa fundamental, parte del discurso de despedida de Cristina en Plaza de Mayo, cuando dice claramente que como empoderados que somos está en nosotros marcar, reclamar, pelear por nustras necesidades y derechos. Que no dejemos que nos arrebaten lo conseguido.
    El compañero en su nota, esta sobre la que opino, deja su punto de vista, que me parece respetable, pero sinceramente creo que, más allá de la necesidad de la unidad, sapos de por medio como marca la historia, es necesaria la crítica, infinitamente necesaria. Y no añorando, como cree el compañero, un movimiento justicialista utópico, no, sino sobre las bases de lo que creo o creemos que no está bién. Porque si la base de la unidad es lo heterogéneo de sus componentes implica no solo miradas diferentes sino también hechos, acciones distintas. Y creo que lo que se cuestiona cuando se critica es o que faltan hechos concretos por parte del ejecutivo, o lo que se hace o deja de hacer "responde" a parte, que no es la mía, de esos componentes internos. Esos que están parados del otro lado de la grieta, llamemoslé enemigo, oligarquía, stablishment, o como se quiera, tienen también sus discípulos puertas adentro del FDT. Pecaría de ingenuo el que no lo vea así. En función de eso critico, otros, como expresó un opinante antes que yo, cuestiona el precio de los alimentos, otros que sigamos teniendo compañeros presos producto del lawfare, que nuevamente Cristina aclaró que se usa para disciplinar a los opositores, y la lista es larga. Para terminar cierro con la idea de que es sano criticar a como de lugar. Un poder ejecutivo rodeado de masa acrítica solo servirá para acompañarlo hacia un mal destino.

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    1. Bernardo: Compañero Unknown mi comentario es hacerca de la referencia historica y allí se contempla la critica a la época y no al ahora, para hacer una critica al ahora primero es necesario definir el Kirchnerismo y dentro del kirchnerismo separar las lineas que las hay, ya que el Peronismo es una "conjunción de ideas y posiciones muy dispares" y no tiene para nada un eje único puede ser desde facismo (Lopez Rega) a neoliberal (Menem)Socialsta (Montoneros) o keinesianos Nestor y CFK, hoy todos en la misma bolsa (creo con excepción de facismo), esto llevaría muchas páginas para poder decifrarlo y este no es el caso, acá se habla del Peronismo de Perón, tampoco estoy haciendo yo una cronica sino una remenbranza, tengo, si, claro mucho más por decir en otra oportunidad donde si se haga una critica del hoy y ahora, un abrazo

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  13. Segundo cierre a la opinión anterior: el primer gobierno peronista que menciona el compañero en su nota, y a pesar de la heterogeneidad de sus corrientes políticas internas como bién describe, tenía un claro camino marcado, en otro contexto pero claro, a Perón no le temblaba el pulso de enfrentar con las medidas que fueran necesarias a los explotadores chupa sangre del pueblo trabajador. Y con eso generaba las condiciones propicias para el buen vivir de su pueblo. Creo que dijo:- Al que le tiemble el pulso que se busque otro laburo.-

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  14. Muy buen análisis ... única verdad : la realidad

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