Hace dos años falleció un extraordinario argentino, el doctor Norberto Acerbi. En aquella oportunidad escribí estas líneas en su memoria, que recién hoy subo a este blog. Se habían perdido en el fárrago de las cosas que se escriben para la red y la Nac & Pop, de Martín García, ayudó a su conservación.
Se nos fue el querido, el entrañable flaco Acerbi.
Se nos fue el querido, el entrañable flaco Acerbi.
Militante de la Izquierda Nacional desde su juventud, sumó su pasión política a su formación médica, convirtiéndose en un admirador y continuador de la acción y las ideas del gran Ramón Carrillo.
Pese a que la desventura le pegó con la temprana muerte de uno de sus hijos, el flaco mantuvo hasta dónde lo traté y conocí un indoblegable optimismo, un humanismo revolucionario y un desopilante sentido del humor.
Las anécdotas acerca de sus salidas y sus ocurrencias son abundantes y han circulado entre nosotros alegrándonos las conversaciones entre compañeros.
Sólo voy a mencionar una, que no escuché de primera mano, sino que me fue contada por Jorge Spilimbergo a poco que llegué de Suecia.
El Centro Jauretche, en plena dictadura, había organizado una charla o una mesa redonda con destadas figuras del peronismo. El presentador era el flaco Acerbi. Poco a poco, el salón se va llenando de importantes personalidades: Fermín Chávez, Julio Bárbaro, Estevez Boero, diversos dirigentes del socialismo. Y era tarea de Acerbi ir mencionando por el micrófono estas presencias.
De pronto entra al local y se sienta entre el público un conspicuo dirigente de extraña apariencia. En ese mismo momento se oye la voz del flaco que dice estentóreamente: "Y acaba de entrar también a este acto un bicho raro..."
Efectivamente flanqueado por sus, entonces, abundantes y espesas patillas, enfundado en su ajustado traje y empinándose sobre su corta estatura acababa de llegar ni más ni menos que Carlos Saúl Menem, por entonces un lider del peronismo.
Cuando ya parecía que el papelón era inevitable se escucha nuevamente la voz del flaco Acerbi, con una risueña y cariñosa impronta que dice: "Sí, compañeros, un verdadero bicho raro, un gobernador provincial que ha sido elegido por su pueblo y no es como los actuales usurpadores que azotan los presupuestos provinciales".
La ovación y el aplauso fueron la respuesta debida a la inesperada, hilarante, provocativa y oportuna capacidad de improvisación del querido Flaco Acerbi.
Fue uno de los artífices e impulsores del Juicio Político a la Deuda Externa y en ese carácter le tocó hablar en un acto organizado por el MTA, junto a Hugo Moyano, en la plaza del Congreso.
Fue autor de un hermoso libro dedicado a la figura de otro médico como él, de otro humanista laico como él, de otro político como él: Eduardo Wilde, el ministro de Interior de la primera presidencia de Julio Argentino Roca.
Echado de la dirección del Hospital de Avellaneda, por obra de la infamia menemista-duhaldista, Acerbi supo dar, también, una batalla política en la cuestión central de la salud de nuestro pueblo.
Norberto Acerbi, el flaco Acerbi, fue un gran compañero, un extraordinario amigo y un revolucionario cabal.
Que su memoria viva entre todos los compañeros que conocimos sus virtudes y gozamos de su admirable humanidad.
Que su mujer, paciente y cariñosa, que su hijo y sus nietos sepan que una comunidad militante lo llevará para siempre en su recuerdo y en su afecto.
Y que te diviertas donde sea que vayas, querido Flaco.